Escrito está: como la otra, la historia de la literatura abunda en enigmas,
pero conviene añadir que también estos suelen amonedarse en forma de tópicos.
Así, en torno a la propia noción de «literatura hispanoamericana» y sus
derivados, se han acumulado numerosas retóricas vacías, frente a las cuales el
presente libro propone, de entrada, la consideración de diversas ocasiones en
las que la existencia de la «literatura hispanoamericana» ha sido negada
explícita y categóricamente por algunos de sus nombres propios más
representativos (desde Martí hasta Borges, pasando por Mitre).
Conjeturando que de las «inexistencias» surgirían recursos para
atenuar en la medida de lo posible las ideaciones mortíferas o el cada vez más
anonadante comercio cultural, estas páginas estudian –a partir de perspectivas
que lo mismo podrían apodarse «afroborgianas» que «transculturales»– algunos
aspectos susceptibles de mostrar tales beneficios de la excepción: el revoloteo
de una mariposa a través de milenios; la búsqueda de problemáticas identidades
mediante la acuñación de emblemas para una contradictoria heterogeneidad
nacional; los embrujos narrativos de la santería cubana; las utilidades del «disparate
claro» (desde Goya a Cortázar, Buñuel o Virgilio Piñera) como inmisericorde
resorte para suscitar visiones reveladoras de las falsedades convencionales;
las tensiones entre letristas de tango y «modernistas» canonizados (de Darío a
Gardel). Y, por último, los laberintos que plantea la negación del concepto
mismo de «literatura», considerada como artefacto extranjero por escritores (¿performers?) del infinito archipiélago caribeño. Despide el
conjunto una coda final acerca del rigor cientificista en el arte de la
cartografía literaria.