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Crítica y pintura en los años ochenta
註釋

Crítica y pintura en los años ochenta analiza las complejas relaciones entre la crítica de arte y la práctica pictórica entre 1980 y 1992. En los tres primeros capítulos se abordan los orígenes de dicha práctica en sus principales focos –Italia, los países germánicos y Estados Unidos– a partir de las formulaciones críticas de sus diversas variantes. Desde el punto de vista teórico la época estuvo marcada indeleblemente por el debate en torno a la posmodernidad; asunto central en el caso de las artes plásticas por cuanto en ellas se encarnó, tanto real como simbólicamente, el cuestionamiento del modelo de progreso de la modernidad. El modo en que la crítica se apropió de los discursos posmodernos y los debates ideológicos y estéticos asociados a este proceso –articulados no sólo en torno al regreso de la figuración y su evolución, sino también a la propia legitimidad de la práctica pictórica y a los orígenes de su resurgimiento– conforman el núcleo central de estas páginas.

Los restantes capítulos están dedicados al caso español. El interés del mismo reside menos en el valor intrínseco de las obras de nuestros artistas que en las profundas transformaciones vividas por un mundo del arte deseoso de recuperar el tiempo perdido, abrirse al exterior y ofrecer allí una imagen de (pos)modernidad. El cuarto y el quinto analizan la recepción y repercusión en nuestro suelo de la pintura y las nuevas formulaciones teóricas foráneas, con el fin de determinar el grado de originalidad o dependencia de las propuestas –artísticas y críticas– españolas. Éstas son el objeto de estudio de los dos capítulos siguientes, de acuerdo a una división generacional que contribuye a esclarecer las virtudes y las flaquezas de los creadores españoles de los ochenta. El octavo capítulo repasa la limitada proyección internacional de la misma, así como su escasa fortuna crítica en el exterior, intentando arrojar algo de luz sobre las causas. Por último, se aborda un examen del modelo empleado para promocionar dentro y fuera de nuestra fronteras esta «joven pintura española», en el que participaron de forma entusiasta todas las instancias del mundo del arte nacional: administraciones públicas, empresas privadas, fundaciones, galerías, museos, y, sobre todo, la crítica.