La tentación Cuando alguno es tentado, no diga que es tentado de parte de Dios; porque Dios no puede ser tentado por el mal, ni él tienta a nadie; sino que cada uno es tentado, cuando de su propia concupiscencia es atraído y seducido. Entonces la concupiscencia, después que ha concebido, da a luz el pecado; y el pecado, siendo consumado, da a luz la muerte. Amados hermanos míos, no erréis. −Santiago 1:13-16 -
Tenía 7 años. En aquel entonces, aunque no me gustara y no estuviera acostumbrado, debía evitar pedir más de lo necesario en casa para evitar gastos adicionales en la ya de por si gastada situación financiera de la familia.
Recuerdo bastante bien que estábamos en una tienda de conveniencia y sin considerar nada más que mi deseo por satisfacer tomé del aparador un paquete de chocolates que, aunque no costaban mucho, no debía tenerlos conmigo porque lo hice de inmediato para llevarlos a mi bolsa. Por supuesto que me gustaron esos chocolates, por si se preguntan y, sin embargo, lo dulce del momento se transformó en amargura después de la reprimenda que mis padres me pusieron.