La publicación de un nuevo libro dedicado al estudio de nuestro cine,
especialmente en el periodo silente, ha sido siempre motivo de una gran alegría
para mí. Qué diré frente a toda una colección, como ésta de los Anales, que dirige, escribe y edita Juan
Felipe Leal —acucioso investigador de la Universidad Nacional Autónoma de
México— con la colaboración de Eduardo Barraza.
Esta Primera
parte del sexto volumen de la serie se ocupa del cinematógrafo en el último año del siglo XIX. El trabajo comienza
con un acercamiento a lo que fue la Exposición Universal con la que “París
deslumbra a todos”, ese año de 1900; describiendo de manera particular la
presencia en la Exposición de diversas variantes de lo que era ya el
cinematógrafo. A éste sigue un breve apunte de “El uso científico del cine”, que
aporta información poco conocida sobre el empleo de varios aparatos nuevos
destinados a la enseñanza en la Escuela Nacional Preparatoria. Continúa un
recuento de las exhibiciones cinematográficas de Salvador Toscano y de otros
empresarios de espectáculos afines en la Ciudad de México, al que sigue una
crónica detallada de las proyecciones que tienen lugar en la provincia, en las
que figuran personajes como Guillermo Becerril, Salvador Hernández, Carlos
Mongrand, Henri Moulinié, Enrique Rosas, Salvador Toscano, Lorenzo Trujillo
Marín y otros empresarios menos conocidos.
Al final del libro se
incluye una filmografía de las películas que se produjeron en México ese año de
1900, así como una muy concisa cartelera de la exhibición en el país, trabajos
ambos, de gran utilidad; como lo es de hecho toda la investigación, fuente de
información muy valiosa, en la que es posible apoyarse para futuros trabajos
que escudriñen temas muy específicos.
Demos pues la mejor de las
bienvenidas a este renovado esfuerzo que nos ofrece ahora este par de
investigadores de la UNAM, cuya contribución se hará imprescindible para el
conocimiento de la historia del cine mexicano silente.
Manuel González Casanova