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註釋Ni el hombre ni el mundo tienen en sí mismos la razón de ser de su existencia. La fe cristiana nos dice que todo cuanto existe ha sido creado por Dios y que Dios mismo lo sostiene en su ser. La creación de todo por Dios es una verdad que ya el Antiguo Testamento enseñará con claridad; por ello, cuanto existe es inicialmente "bueno". Pero el Nuevo Testamento añade a esta fe un matiz decisivo: la creación ha tenido lugar por medio de Cristo y en Cristo tiene su última finalidad. La creación ha de ser contemplada en relación con el misterio del Hijo hecho hombre y de la salvación que nos trae con su muerte y resurrección. Esto vale especialmente para el hombre, ya que, según nos enseña el Concilio Vaticano II, "el misterio del hombre solo se esclarece en el misterio del Verbo encarnado", y Cristo "manifiesta plenamente el hombre al propio hombre y le descubre la sublimidad de su vocación" (GS 22). Los temas clásicos del tratado sobre la creación del mundo y del hombre se abordan desde esta perspectiva cristológica, insertos en el conjunto de las verdades de nuestra fe.