LOS hermanos Machado no habían dicho aún su
última palabra. Durante demasiado tiempo, considerados como enfrentados y opuestos
entre sí, su obra común e indivisible, es decir, su obra dramática, había sido
leída con insuficiente atención e incluso con no poco desdén. Los mismos y
escasos estudiosos que la abordaban no la tenían, por lo general, en mucho.
En este ensayo, Enrique Baltanás, que ya
había recuperado la figura del padre, Machado y Álvarez, con la edición de sus Obras completas (2005) o, poco después,
ofreciendo una atinada visión de conjunto en Los Machado. Una familia, dos siglos de cultura española (2006),
nos descubre un teatro hasta ahora sepultado por un triple prejuicio
ideológico, estético y filosófico. Sin seguir ninguna teoría novedosa
(estructuralista, semiótica, freudiana, marxista…), sino sencillamente
escuchando los textos, leyéndolos con atención, dejándoles decir lo que dicen,
este teatro aflora como una de las más importantes dramaturgias españolas, si
no la que más, de la primera mitad del siglo XX.
Por su calado filosófico y su complejidad moral, por su penetración psicológica
en la conformación de sus personajes, por su altura artística, por su mensaje
inequívoco y preciso, antiguo y renovado: sólo el amor nos salva.