En
la Europa del Sur, como en el resto de los territorios de la Europa occidental,
la construcción del Estado y la Nación que siguió al derrumbe de los regímenes
preliberales estuvo impregnado de fuertes tensiones ideológicas, sociales y
territoriales. España e Italia, aunque con trayectorias distintas, abordaron a
lo largo del siglo XIX su conformación como estados-naciones:
España, a partir, de la descomposición de la Monarquía Católica, Italia desde
el complejo proceso de unificación que significó el Risorgimento. Ambas
experiencias históricas, más allá de sus evidentes diferencias de partida,
presentan múltiples semejanzas: el dualismo económico, el dominio de la
monarquía constitucional, el peso del catolicismo en su cultura, una
persistente permanencia del clientelismo político,… En El Estado y la Nación
un conjunto de historiadores españoles e italianos nos acerca a la complejidad
de ese proceso de construcción del Estado nacional, poniendo de manifiesto la
pluralidad de proyectos –centralistas, regionalistas o federales– que
compitieron y/o cohabitaron en el desarrollo de dicho proceso.