La evolución reciente de la inmigración, sobre todo a partir de la mitad de la década de los noventa, con el incremento y asentamiento de ciertos colectivos en amplias zonas de nuestro territorio, ha supuesto que en relación con la inmigración ya no exista únicamente la tradicional preocupación de las autoridades por el control de las fronteras. De hecho, la concentración de estos colectivos, sobre todo si pertenecen a una etnia o religión específica, en determinadas áreas del territorio ha producido una auténtica transformación de la estructura social en dichos lugares. El asentamiento de un grupo con tradiciones culturales y religiosas cuando menos extrañas a la cultura y civilización occidental ha provocado en algunas ocasiones un rechazo entre la población autóctona en detrimento de la labor iniciada por las autoridades en aras a la integración social de dicho colectivo. En esta obra se muestran algunos de los esfuerzos de las autoridades extremeñas por buscar la integración de dicho colectivo en nuestro territorio.