Este libro cuenta una parte importante, y hasta ahora poco conocida, de la historia reciente de España. El carlismo no tuvo sitio en la España de Franco. Sus discrepancias en la construcción del nuevo Estado condujeron a su atomización y declive en el panorama político. Tras el mal aceptado Decreto de Unificación, el carlismo en la postguerra se movió entre la desmovilización de muchos y la intransigencia al franquismo de Fal Conde. También osciló, a finales de los cincuenta, entre la vía colaboracionista de José María Valiente y la ilusionante aparición de Carlos-Hugo en el cada vez más masivo acto de Montejurra, en el momento en que Franco no había designado sucesor. A todo se suma la deriva ideológica, apartándose del tradicionalismo, que le hizo perder esas amplias bases sociales que acogieron al príncipe con entusiasmo.