A comienzos del
siglo XIX la nerjeña Manuela Zapata vende sus fincas para comprar un título de
recaudador de impuestos eclesiásticos a su marido, Francisco Lagos, natural de
Periana (Málaga). Desde este pueblo establecerá un sistema de padrinazgo para
dar estudios a la descendencia. Por el puesto pasarán durante siglo y medio un
arcipreste, un jurista, un notario y un banquero que establecerán plaza en
Madrid y Valencia, facilitando el acceso a la Universidad a los jóvenes de la
familia. En el transcurso acontece la ruina de la filoxera, el terremoto de
Andalucía y la Guerra Civil. Paralelamente un comerciante de Madrid, Juan José
De Vicente, llamado el Tocinero, y el propietario Felipe Risueño, de Aldea del
Obispo, se hacen ricos, cada uno por su lado, con la Guerra de la Independencia
y compran la mayor parte de las tierras de Salamanca. Estas familias se unen en el matrimonio de
José Clavero y Soledad Salvador, que pasan sucesivamente por Tenerife, Segovia,
Madrid, Cazalla de la Sierra y Sevilla. En la historia transita el fenómeno del
contrabando en Benamargosa; personajes como Laín Entralgo, López Ibor o el
ministro Blas Pérez; problemas de herencia, alguna insólita, como la del loco
Manolito; instituciones como la ACNP, Falange, los jesuitas y su sistema de
premios con el Príncipe del Colegio como emblema; y la trágica muerte de una
hija. En la década de los 60 del siglo XX, cuando los estudios se han
generalizado, los hijos se revelan contra los padres, acusándolos y
condenándolos por lo que han sido y han hecho.