Por fortuna, la investigación del fenómeno cinematográfico
en México ha sido abundante. Se ha abordando su problemática desde diversos
ángulos y con diferentes estilos, produciendo un importante cúmulo de
conocimientos. Pero la
Historia del Cine es una disciplina siempre inacabada: cada
trabajo abre nuevas vetas para la
discusión y el análisis de la cuestión y proporciona materia prima para otros
trabajos. El volumen 1 (1895: El cine antes del cine) de la
colección Anales del Cine en México, 1895-1911 que
nos hacen llegar ahora Juan Felipe Leal, Carlos Arturo Flores y Eduardo Barraza
es prueba fehaciente de ello.
La
relación entre los archivos fílmicos y los investigadores es fundamental. No se
entendería la razón de existir de los primeros sin la presencia de los
segundos. No puede concebirse una auténtica preservación fílmica sin el acceso
a las colecciones. El trabajo de los historiadores de cine enriquece a los
acervos y establece un círculo virtuoso que se ensancha más y más.
Cada rollo
recuperado, por pequeño que éste sea, al ser analizado nos permite avanzar en
la reconstrucción del entramado mosaico de nuestro pasado audiovisual. Cada
nueva aportación nos proporciona pistas para localizar otros materiales. Juan
Felipe Leal, Carlos Arturo Flores y Eduardo Barraza forman parte de ese círculo
y agradecemos su presencia.