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註釋Este texto que Dejusticia lanza en colaboración con Fensuagro, sobre la experiencia de las mujeres cultivadoras de coca en la región Andinoamazónica, busca explorar los retos que les impone la vida rural, las estructuras de género, el conflicto armado y la criminalización, a estas mujeres. Durante más de 30 años, la estrategia de los gobiernos para controlar el tamaño de la extensión de cultivos de uso ilícito ha sido la represión contra los eslabones primarios de la cadena de productiva de la coca: el campesinado. En nombre de la salud pública se han asperjado con agrotóxicos los territorios que habitan las protagonistas de esta historia, sin que estas estrategias hayan aportado efectivamente a la solución del problema de las drogas declaradas ilícitas. Por el contrario, ha contribuido a la estigmatización del cultivo de coca. Además de resaltar el fracaso del prohibicionismo, el texto recoge las voces de las mujeres cultivadoras de coca de los departamentos del Putmayo, Cauca y Nariño, y sus condiciones de vida, trayectorias y experiencias personales. El esfuerzo se centró en mostrar cómo a pesar de las difíciles condiciones del contexto, a través de su liderazgo y participación comunitaria, las mujeres han construido un territorio donde el Estado colombiano permanece ausente, y no ha atendido las necesidades básicas de la población. El relato construido de la economía de la coca no ha capturado de manera justa el hecho que, a la par que la coca ha sido la fuente de ingresos para las familias campesinas tuvo un impacto en los roles de las mujeres y su forma de relacionarse con la comunidad. La coca fue una fuente extraordinaria de ingresos que les permitió tener algo de independencia económica y les dio la posibilidad de mejorar sus condiciones de vida y las de sus familias, así como invertir en educación, vivienda e infraestructura comunitaria.