El camino imaginario para recorrer por los enclaves fronterizos, siguió́ el camino inverso de la Reconquista Cristiana, partió́ del sur en dirección al norte peninsular. Así́, recorre los sitios donde existen enclaves documentados, donde existen testigos y vestigios de la presencia templaria a lo largo de la frontera que separa el Reino de España de la República de Portugal. En España existen muchas encomiendas, castillos, iglesias, conventos y propiedades templarias.
En la alta Edad Media la población de la Península no era muy elevada, las varias batallas libradas durante la Reconquista, así́ como las incursiones de los musulmanes en territorios cristianos, contribuyeron para disminuir aún más la población cristiana. Por otro lado, el avance de la Reconquista hacia el sur estaba condicionada por las barreras naturales, era el caso de los ríos y de las cadenas montañosas. Los territorios eran muy extensos, generalmente despoblados, el avance cristiano tenía que parar durante unos años para consolidar la nueva frontera y para repoblar las tierras conquistadas. Esta operación “costaba” una ó dos generaciones, la llegada de nuevos colonos desde las tierras del norte peninsular contribuyó para el aumento demográfico.
Este viaje asume un objetivo primordial –el sentido esotérico de la búsqueda de nuestro destino: ¡el norte!. Tenemos un punto de partida– Palos– y un punto de llegada, señalado en el norte, una luz que nos ilumina y guía, como la estrella polar, el norte celeste, que orienta a caminantes y navegantes. A Stela de Santiago, en la Vía de la Plata, es la luz orientadora de nuestro viaje. Por el camino, vamos a procurar el conocimiento relacionado con los templarios.