Las personas que viven en soltería por decisión personal, aumentan sin cesar en los países occidentales. Parejas sin hijos, madres solteras, familias reconstituidas, matrimonios entre personas del mismo sexo son realidades que han venido para quedarse y habrá que ir haciéndoles hueco en nuestros esquemas mentales. Los cambios sociales rápidos y, sobre todo cuando afectan a una institución como la familia, relacionada con cosas tan esenciales para los humanos como la sexualidad, la afectividad o la propiedad, pongamos por caso, es lógico que generen cierto grado de preocupación e incertidumbre.
En este breve ensayo, hemos tratado de arrojar un poco de luz sobre tan polémicos asuntos, de reflexionar sobre el tema, de presentar un estado de la cuestión. En una primera parte encontraréis una sucinta historia de la evolución de las estructuras familiares, desde nuestros primitivos ancestros, hasta la familia nuclear del siglo xx. Toda la historia familiar de Occidente a vista de pájaro. La Historia nos ayuda a comprender mejor el presente y, como no, su conocimiento nos ayuda a preparar un mundo más humano para todos.
En la segunda parte, haremos una excursión a remotos lugares y a otros no tan remotos, pero de diferente cultura, donde, sin ninguna pretensión de exhaustividad, podremos ver ejemplos de distintas realidades familiares que se han dado a lo largo y ancho del Planeta. La especie humana ha sido verdaderamente prolija e imaginativa a la hora de establecer las distintas estructuras familiares, las cuales han sido operativas y funcionales durante siglos en las distintas sociedades de tradición no europea.
La tercera y última parte la dedicamos a analizar, en lo esencial, cada una de las nuevas realidades familiares.
Mi intención ha sido presentar la propuesta de una forma clara y amena, pero sin menoscabo del rigor. Para quienes quieran profundizar en el tema, al final se recoge una pequeña bibliografía que puede proporcionar un conocimiento más profundo de los distintos aspectos aquí tratados. Espero que este esfuerzo sea de vuestro interés y nada me complacería más que estas reflexiones, en alguna medida, ayudaran a erradicar algunos prejuicios y a hacer que la sociedad sea, en este sentido, más tolerante, menos dogmática, más abierta e inclusiva. Total nada… Aclarar por último, que el texto no pretende atacar a la familia tradicional, sino posicionarse contra su exclusividad y monopolio.