Rudra, hombre apartado de todo trato humano, encuentra un niño recién nacido dado a luz por una madre muerta. Se lo prohija y cría. A los quince años lo lleva consigo a Babilonia. Su propósito es que Ah-raá sea instruido por loss magos (sacerdotes) de ese reino.
Rudra da a Ah-raá el Collar de los Siete Misterios, talismán místico que acredita a su poseedor como heredero legítimo del trono de Babilonia.
Los caminos de padre e hijo se cruzan con los de Siri, el gran mercader, empeñado en comprar el muchacho. Unidos a su caravana, viajan hasta Egipto. En Menfis entran en contacto con los sacerdotes de Osiris, depositarios de la ciencia hermética.
Sobre esta trama montada entre la antigua Asiria y el no menos antiguo Egipto, se desenvuelve “Madre Muerte”, primera parte de la trilogía, en la que se entremezclan sorprendentes aventuras para el lector.s
En la segunda entrega, El Espíritu de la Esfinge, la historia discurre a caballo de las ciudades de Babilonia y Menfis. En esta última, Ah-raá recibe la formación y las seculares enseñanzas del Gran Instructor del Templo de Osiris, y conocerá la auténtica Revelación del espíritu que mora en el interior de la Esfinge, la luz infinita que le impulsará a su veradero Destino.
En la tercera entrega El León Alado, Rudra y Mutk han muerto. Siri ha dejado atrás sus hazañas de Gran Mercader y se ha remansado como un rico comerciante. Ah-raá, concluidos sus estudios, ha alcanzado la categoría de gran mago y ciñe su frente con la corona del “león alado”.
En el trono de Babilonia se sienta un nuevo rey. Humanamente, es una escoria. Está manipulado por una sombra negra y anhela reunir en sí los dos poderes, el religioso y el civil que se equilibran el uno con el otro. Sobre todos pesa la amenaza del Caos.
El gran mago Asauri y Ah-raá se han de enfrentar a una red de intrigas con las que la ambición teje una guerra absurda y ruinosa. Sobre esto gira el hilo argumental.