Muere Mojica en la piscina de las palmas en las Termas del Arapey de un infarto al miocardio. El fallecimiento del político y ex guerrillero tupamaro que lideraba las encuestas para las próximas presidenciales, líder del sector Movimiento Popular dentro del Frente Progresista deja serias dudas a la policía acerca de si se trató de muerte natural, a pesar del dictamen del Instituto Técnico Forense.
¿Por qué el guardavida de la Intendencia de Salto que debería haber estado junto a la piscina afirmó haber tenido que ir súbitamente al baño durante su turno? ¿Por qué aseguró en su declaración haberse quedado encerrado por media hora dentro de un baño que ni siquiera tenía tranca por fuera? ¿Por qué infartaría un candidato a la presidencia que en el último chequeo médico general había dado sólo un 2% de probabilidades de infartar?
Demasiadas interrogantes para que el gobierno del Dr. Valdez, del mismo partido de Mojica, lo deje pasar. La investigación debe llevarse a cabo con toda la discreción del mundo, pero es necesario llegar a la verdad. Para eso se contrata a la dupla de investigadores, Goldman y Ielicov, que fueron los que resolvieron el único caso de un asesino en serie en Uruguay 4 años atrás.
A demasiada gente le convenía que muriera Mojica antes de llegar a la presidencia, pero ¿alguien se animó a acelerar el proceso?
En su segunda novela negra policial histórica, el autor nos deja ver 40 años de un país con gran tradición democrática, que sin embargo sufrió una dictadura (o reinstitucionalización, según a quién le pregunte uno) que duró 12 largos años. Pero no sólo desde el Estado se hirió a las personas. Las personas también lo hicieron unas contra otras.