La innovación es esencial para el crecimiento a largo plazo, sobre todo tras la crisis económica y financiera. Hacer posible un crecimiento basado en la innovación requiere acción en una amplia gama de políticas, desde la educación y la ciencia y la tecnología hasta los mercados de productos y laboral y el comercio.
La OCDE y el Banco Mundial suman esfuerzos para trabajar más de cerca en innovación, particularmente porque el tema es un factor determinante en el éxito de las políticas de desarrollo. En este volumen, ambos organismos reflexionan acerca de la forma en que la globalización plantea nuevos retos para la innovación y el crecimiento en los países tanto desarrollados como en desarrollo, y cómo éstos les hacen frente. Los autores plantean iniciativas de políticas que pueden fomentar la innovación tecnológica en aras de un crecimiento más rápido y sostenido.
Los diversos capítulos destacan de qué manera el surgimiento de un mercado global integrado afecta el impacto de las políticas nacionales de innovación. Lo que parecían estrategias efectivas de innovación (por ejemplo, políticas diseñadas para fortalecer la capacidad de I+D de las empresas locales) ya no son suficientes en el entorno actual. La naturaleza más abierta y global de la innovación vuelve a las políticas de innovación más difíciles de diseñar y de implementar tan sólo en el ámbito nacional. Tales retos se complican aún más ante los nuevos fenómenos, como las cadenas de valor globales y la fragmentación de la producción, el creciente papel de las corporaciones globales y la revolución de las TIC. Cuándo y por qué una corporación global elige colocar su producción afecta a la OCDE y a las economías en desarrollo por igual.