Tomar públicamente la palabra ha sido a lo largo de la historia un privilegio masculino, sin embargo, a primera vista y en aparente contradicción, el hecho de contar de viva voz parece un territorio en el que las mujeres juegan un papel protagonista. La razón de esto se encuentra, entre otras cosas, en que la narración oral ha sido tradicionalmente considerada como un arte efímero y carente de legitimación cultural, del que las mujeres podían llegar a ser las auténticas depositarias. Esta es, sin duda, la sensación que se recibe cuando se leen las recopilaciones de cuentos de los siglos XIX y XX y se descubre que la mayoría de los folkloristas solían tener a una mujer como informante privilegiada.
Esta imagen positiva de la mujer narradora tenía sus límites, ya que se alababa a las mujeres como trasmisoras, no como creadoras, y se veía su papel como meramente ancilar y pasivo, sin que los folkloristas se interesaran por los cánones temáticos y estéticos de las narradoras. Esta publicación amplía horizontes al ocuparse no solo de narración oral tradicional, sino también de otros tipos de narración, empezando por la literatura escrita (donde existe un auténtico topos sobre las mujeres narradoras), pasando por el teatro y llegando, incluso, a las series televisivas. Las palabras se las lleva el viento y… así llegan a todas partes, como demuestra la extraordinaria difusión de los cuentos folklóricos más allá de cualquier frontera nacional o lingüística. Esperamos que este volumen, que rescata el valor positivo de la oralidad femenina, llegue a todas las personas que están interesadas en este tema tan novedoso en España como interesante y crucial para entender cuestiones de narratología y oralidad.