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Si te digo que la burra es negra...
註釋

 Los niños no paraban de gritar y pelearse entre ellos. Desde el asiento trasero del coche, esperaban impacientes el final del viaje que los llevaba de vacaciones a la playa.

Estaba amaneciendo y los primeros rayos del sol deslumbraron a Teo. El coche se salió de la carretera y después de varias vueltas de campana, se incendió.
Conocí a Eva en la farmacia del barrio, un año después de perder a Clara y a nuestros tres hijos. Yo dependía de una gran cantidad de medicamentos que mitigaban las secuelas del accidente. Ella canjeaba varias recetas mientas charlaba con la farmacéutica.