Amnistía Internacional ha registrado una reducción del número de ejecuciones y condenas a muerte impuestas en todo el mundo en 2017, con menos de 1.000 ejecuciones y menos de 2.600 nuevas condenas a muerte, lo que supone una disminución del 4% y el 17%, respectivamente, en comparación con 2016. Esto se debió principalmente a la disminución de las cifras en tres de los países sobre los que se tuvo noticia de mayor número de ejecuciones en 2016: Irán, Arabia Saudí y Pakistán. China fue una vez más el país que más ejecuciones llevó a cabo en el mundo; sin embargo, las cifras seguían estando clasificadas como secreto de Estado.