Todo amor lleva consigo la impronta de los amantes y su correspondencia, en rasgos característicos, a diferencia de los objetos, no nos ofrece garantía. Los objetos duran lo que duran, pero de alguna manera cumplen la función de preservarnos de la angustia, cubren ese doloroso e insoportable vacío. Por momentos se sustituye la seducción de las personas por la seducción de los objetos que son fáciles de reemplazar, que provocan un estado de satisfacción instantánea. La sociedad globalizada siempre nos ofrece una solución material al dolor, un verdadero engaño, una trampa en la que el sujeto se enreda”.
Los invito a reflexionar sobre (se sugiere la utilización de la primera persona para el texto en contratapa, ya que fue escrito por la autora misma) el amor el dolor, los celos, lo femenino y la muerte desde la época actual, donde el consumo pareciera tapar la falta y apropiarse del deseo. En este libro intento situar la lupa sobre los mandatos sociales, culturales, religiosos y familiares que van tejiendo la red en la que todos quedamos presos.
Aunque hay una salida posible: el amor. La única fuerza capaz de combatir el sufrimiento.