El Ateneo Científico, Artístico y Literario de Madrid fue un importante centro cultural y de debate intelectual en el que, durante buena parte de su historia, la presencia de las mujeres fue muy poco significativa. Solo a partir de 1905 con la entrada de Emilia Pardo Bazán, que fue la primera socia de pleno derecho, y sobre todo en las décadas de 1920 y 1930 tuvo una presencia importante la mujer en el Ateneo. Y aunque apenas tuvo parte en la Junta directiva, sí ocupó cargos en diversas secciones. Fue lectora y oyente, conferenciante sobre todo, participó en las discusiones sobre feminismo, muy especialmente en las veladas musicales, y en las veladas homenaje, así como en todo tipo de actividades organizadas por el Ateneo, si bien su presencia fue muy menguada en el ámbito artístico.