La democracia se ha considerado tradicionalmente como la mejor opción de sistemas de gobierno. Pero a medida que avanza el siglo XXI, la democracia debe sobrevivir en un mundo multipolar y enfrentarse a nuevos desafíos. Este trabajo tiene por objeto analizar la credibilidad de la democracia, la crisis de representación por la que la sociedad está atravesando y estudiar si, la estabilidad económica condiciona la situación política, es necesario equilibrar el desarrollo económico con nuevas formas de trabajo, a fin de corregir disfunciones y desajustes de representación.

En la era postmodernidad; la democracia se encuentra en una encrucijada; ahora los ciudadanos tienen infinidad de canales a través de los cuales reciben información y pueden observar el comportamiento político. Éstos esperan de los gobernantes que hagan de la transparencia el eje de su labor. Que trabajen, en base a la rendición de cuentas y por el bienestar de los ciudadanos. Situación que nos obliga a reflexionar una vez más sobre la importancia de la responsabilidad y la ética pública de los gobernantes.