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Por ti mujer, uniendo fronteras
註釋

En las orillas del tiempo llora una madre...Medea orquesta sus mejores hechizos, busca remedio para sanarse. 


¿Qué magia es esa que puede contra la sangre que derrama una hija?... Contra la injusticia que pende de su espalda y le recuerda que no es nadie relevante. ¡No es nadie! 


¿Qué remedio apaga las lenguas que se arrugan?... Las que se levanta en su contra y se mofan de sus lágrimas cuando su sed de justicia es tan grande. —Díganme: ¿Qué ungüento aplaca su hambre?... 


Una madre, es ahora muchas MADRES. Montones de piernas arando a los pies de la justicia buscando en los restos de una fosa de arena, los huesos de sus hijos e hijas, aquellos que yacen a la luz de nadie. Enterrados como flores y desiertos, como semillas que la tierra acoge culpable. Acaso, ¿son sus hijas o las nuestras?... ¿Acaso nos duele menos cuando no nos compete, acaso también no son nuestras hermanas?... 

Hoy estoy llena de preguntas. Estoy con el corazón en las manos, en busca de la Medea que arroje una sonrisa que me salve de la indiferencia, de las mujeres que se levantan contra las otras porque en el fondo piensan que no llevan la misma deuda entre la sangre, de las que se sabotean a sí mismas saboteando a sus hermanas, de las que meten el pie para que sus congéneres prueben un poco del polvo que llevan en su cerebro infartado de envidia y machismo. 


Estoy, por las madres arrodilladas, las que piden consuelo mientras calientan tortillas en un corazón lleno de impotencia y rabia. Las que toman su rosario y rezan cada día porque sus hijos e hijas regresen a sus casas, sin ser corrompidos por la muerte, sin ser parte de los que los matan. 


Estoy con las madres que rezan por los hombres que se amparan en leyes inservibles, aquellos que hacen negocios con nuestros cuerpos para que seamos noticia de primeras planas, quienes nos hacen estadísticas inútiles y con nuestras muertes, hacen campaña. 


Estoy, con las manos prestadas de muchos/as hermanos/as, con poesía como arma atravesando la certeza de que, mientras exista la palabra, nuestras lenguas serán gritos que retumben sobre todo silencio, sobre toda ignorancia. 


Jael Uribe 

Presidenta Movimiento Mujeres Poetas Internacional MPI Inc. Fundadora Grito de Mujer