Políticos y especialistas en todo el mundo piensan que el escenario internacional que se está conformando ante nuestros ojos será testigo de la sustitución de Estados Unidos por China como la nueva hegemonía global. Sostienen que no hay lugar para ambos en la cima del liderazgo y que una conflagración es inevitable. Pero según el autor de este libro hay razones para pensar que todavía es probable una administración conjunta, una coordinación entre Washington y Beijing que salve al planeta del desastre. Esta audaz tesis no está basada solo en datos de la política internacional sino en la observación de los sistemas sociales: entramados complejos, inestables y dinámicos. Debemos admitir que la idea de colapso ha sido poco analizada, pero nunca como ahora se hace necesario reconocer que las sociedades penden de un hilo. El autor propone mirar del otro lado del espejo y sacudirnos viejos paradigmas. ¿Y si fuera el desequilibrio de poder, desde hace miles de años, la fuente del orden social? Ahora mismo el mundo podría estar entrando en una fase acelerada de inestabilidad. La fragmentación del poder ha sido muy perjudicial para el orden en el pasado. ¿Será posible que los líderes mundiales recuerden esta lección para evitar el caos en el futuro?
Esta obra puede leerse como tres libros autónomos, aunque unidos por un solo argumento: la formación de hegemonías funcionales favorece la estabilidad en todo el espectro social. Estudia la evolución de la política internacional contemporánea y los escenarios hacia donde podríamos estar dirigiéndonos; los ciclos de poder en la historia; y plantea una hipótesis sobre el rol que el desequilibrio de poder tiene en la formación del orden internacional en particular, y el orden social, en general. Hace treinta años, inmediatamente después de la implosión soviética,los teóricos clásicos señalaron que el equilibrio de poder terminaría con la preeminencia estadounidense y que una guerra contrahegemónica se produciría inevitablemente. Sin embargo, ese equilibrio se mostró más elusivo de lo esperado, a pesar del ascenso chino y el revisionismo ruso. El enigma de la post guerra fría es para la tradición académica una anomalía: ¿Por qué la hegemonía estadounidense persiste en el centro del poder mundial? Sin embargo, este problema es apenas una excusa para el autor: la coyuntura actual en realidad nos permite abrir una puerta para estudiar el desequilibrio en la historia y entenderlo desde una perspectiva más amplia que explique el cambio social, el orden complejo y las leyes naturales que operan por debajo de nuestro azaroso y contingente mundo.