Esta obra colectiva hace suyo el programa de la ontología política y los conflictos ontológicos propuesto por Mario Blaser, Marisol de la Cadena y Arturo Escobar, para analizar con detalle etnográfico cuatro experiencias en México y Guatemala. Como puede apreciarse en los capítulos que componen el libro, en muchos conflictos asociados a las inversiones del gran capital, la gestión territorial del Estado-Nación o el extractivismo científico no hay siempre un acuerdo sobre lo que está en juego durante estas intervenciones.
En ocasiones, para las ontologías de los pueblos, las que ven amenazadas sus condiciones de existencia y sus mundos, se encuentran otros elementos en riesgo: relaciones sagradas con el territorio y las de otros seres que también lo habitan.
El programa de la ontología política y los conflictos ontológicos hace evidente los equívocos que surgen cuando la ontología de los modernos asume que en un conflicto territorial los diversos actores están hablando de lo mismo y no que se puede estar ante la presencia de un conflicto entre mundos. Los casos presentados muestran, como ejemplo, que las amenazas de los proyectos incluyen a chikones, tzuultaq’a o nawales, mientras que para el mundo dominante, no puede existir otra cosa que recursos, objetos y servicios ambientales disponibles para los objetivos del desarrollo.
La negación de la alteridad es una tragedia que nos afecta a todos, por lo que debemos emprender el díficil pero necesario proyecto político de que los mundos se dejen tocar, que hagan evolucionar su propio ser mediante el rico encuentro entre ontologías diversas. De lo que se trata es construir una civilización pluriversal capaz de desterritorializar las certezas e inercias de cada mundo, mientras permite la territorialización del mundos con los cuales se encuentra.