Cristóbal Colón tuvo dos hijos: Diego, nacido de su matrimonio con la portuguesa Felipa Moniz, y Hernando, el bastardo fruto de su relación con la cordobesa Beatriz de Arana en los años en que, ya instalado en Castilla, el genovés intentaba ganar el patrocinio de los Reyes Católicos para su proyecto descubridor. Al primogénito le legó sus títulos y los derechos contractuales pactados en las Capitulaciones de Santa Fe; al menor la inteligencia, una determinación inquebrantable y el mandato de defender los privilegios y el nombre de los Colón.
Hernando, conocido como uno de los cortesanos con mayor erudición de las cortes europeas, se enfrentará no solo al poder, primero del rey Fernando el Católico y después del emperador Carlos I, con quien paradójicamente le unió la amistad, sino a funcionarios creadores de una red clientelar en torno a los beneficios económicos que deparaban las Indias.
Una apasionante novela donde los Reyes Católicos, Beatriz de Bobadilla, Cisneros, el emperador Carlos, Francisco de los Cobos, el funcionario que llegará a convertirse en mano derecha del emperador, los humanistas de la corte abanderados por Pedro Mártir de Anglería y fray Diego de Deza, Bartolomé de las Casas, Américo Vespucio, Alonso de Ojeda, Miguel Ángel Buonarroti, el papa Julio II, Rafael Sanzio, Baldassarre Castiglione, Erasmo de Rotterdam, Hernán Pérez de Oliva, rector de la Universidad de Salamanca, y una de las primeras editoras de la historia, la ynprimidora Brígida de Maldonado, conforman la historia del bibliófilo que se enfrentó al emperador.