Propagación de gobiernos autoritarios y antiliberales, guerras y amenaza nuclear, cambio climático, economías desiguales y cuestionamientos a la democracia: en este contexto de turbulencias, ¿a quién le interesan los derechos humanos? ¿Las viejas estrategias de lucha siguen siendo efectivas para defenderlos en las calles y en los tribunales?
En este libro original, que refleja décadas de experiencia en la discusión conceptual, el análisis de casos y la voluntad de intervención política, Gráinne de Búrca parte de una constatación desafiante: en nuestros días, el movimiento de derechos humanos –en el sentido amplio de los derechos vinculados con el género, la infancia, la salud reproductiva, la discapacidad y las diversidades– se ve jaqueado en dos frentes. Por un lado, dirigentes políticos antiliberales, apoyados por el ascenso de la extrema derecha, impugnan y desestiman su misma existencia y fomentan prácticas represivas contra sectores vulnerables y activistas. Por el otro, voces de intelectuales y académicos se alzan desilusionadas para cuestionar la eficacia de sus propios movimientos.
Sin embargo, este activismo por los derechos se mantiene vivo y alerta, y continúa siendo clave en la búsqueda de justicia social, económica, ambiental y de género en todo el planeta. ¿Son los restos de un movimiento que se acerca a su fase final? De ningún modo, sostiene la autora, quien propone la necesidad de actualizar las formas del activismo y fortalecer sus redes transnacionales de apoyo para enfrentar las desigualdades fuera de control, el impacto nocivo de la tecnología y la cuestión ambiental como grandes ejes problemáticos del siglo XXI.
Abandonar (en vez de reformar y renovar) la movilización por los derechos humanos significaría dejar a nuestras democracias más indefensas de lo que hoy en día están, y menos preparadas para desafiar a la injusticia en todas sus formas.