Dos naciones, dos destinos manifiestos.
México con su hambre de orden y su exceso de sentimiento y Estados Unidos de América con su exceso de orden y su falta de sentimiento. Compartiendo actualmente una longitud de 3142 km. La frontera la comparten cuatro estados de la Unión Americana, seis de México y tiene múltiples pasos de cruce.
La frontera ideológica es disímil, México apostando por el falso mestizaje la Unión Americana apostando a ser de raíz un país europeo, que sólo tenga blancos en su territorio.
México-Estados Unidos, Estados Unidos-México, la vecindad desigual, la mansión junto a la choza, la superpotencia junto al tercer mundo, la pérfida Albión junto a la España fracasada, la nación de las ideas y el trabajo, junto a la nación de las tristezas y el sentimiento.
En la historia de la humanidad, pocas veces se ve una vecindad y relación tan desigual.
Qué la provocó. Éste es el objetivo de este libro: intentar explicarlo a través de la Historia de ambas naciones, vista desde la conquista por dos culturas diferentes. Estoy consciente de que la ambición de lograrlo es, por decir lo menos, demasiado grande. Llegar al fondo en la historia para comprender mejor a ambos pueblos es el intento y sé que quedará precisamente en eso, un intento, un bosquejo, una aportación que por inconclusa requerirá de un análisis a fondo y provocará los comentarios más disímiles. Encontrará eco en los anglófilos y en los anglófobos.
Rasgarán sus vestiduras los patrioteros y los nacionalistas a ultranza, sintiéndose “indios” por un momento, sintiéndose dueños de la tierra y abominando de todo lo español, aun cuando en sus pláticas manejen la presunción del abuelo de Huelva, el tío malagueño, el tatarabuelo madrileño o incluso de cualquier otra nacionalidad, comentándolo con un dejo de falso y estúpido orgullo.
Se ofenderá España y dirá “crímenes son del tiempo no de España”; recordará la “madre patria” que nos dio su cultura, a costa de destruir otra; nos aportó una nueva religión, sin tomar en cuenta su aporte a nuestra sumisión.
Olvidará, porque así conviene, que nos trajo la viruela, que fue más sanguinaria y cruel que las culturas que destruyó, que nos dio un mestizaje inconcluso y que nos explotó hasta la saciedad. No olvidar quienes somos aportará para nuestro cambio futuro y sustentará nuestros sueños y proyectos, llevándonos a ser una potencia mundial.