Una formidable caminata sobre temas filosóficos, políticos y religiosos
de la segunda mitad del siglo XX, iluminada por la lucidez.
Landaburu registra y observa todo, «de la iconología a los documentos,
de la religión a la política, de lo sutilmente sublime a lo sutilmente
pagano» para llegar a conclusiones que, si bien se asoman peligrosamente
al abismo o a la alarma, alcanzan su dimensión verdadera en la
argumentación coherente y precisa que el autor encuentra.
Una pregunta retórica habitual en las contratapas de este tipo de libros
trata a menudo de atraer extremos opuestos para que el lector advierta
la diversidad de intereses en juego. Landaburu comienza siendo
anecdótico, prodiga luego un vagabundeo a lo Sebald «acercándonos
siempre a nuestros límites territoriales» y alcanza un raro esplendor,
infrecuente en el ensayo argentino, cuando orquesta cada uno de estos
recursos en la cámara acústica del pensamiento filosófico occidental,
de los presocráticos a Heidegger.