A partir de la pregunta de qué es lo que tienen en común un chamán cazador recolector y un médico actual, en este ensayo se lleva a cabo una interesante propuesta. Ambos, ante la ambivalencia universal frente al sufrimiento ajeno que todos tenemos, eligen estar cerca del otro. Sin embargo, con frecuencia es necesaria una iniciación, quizás en el saber vivir, quizás en un tipo de consciencia integral que en el sistema social médico actual queda olvidada.

Esa iniciación se muestra aquí a través del ejercicio de una filosofía de vuelo rasante. Se trata de un viaje a través de conceptos como el de ser humano, la relación con uno mismo, con las cosas y sobre todo con el otro. Después de una reflexión acerca de la ética y la salud, el autor expone una sucinta historia de la medicina que permite comprender muchos aspectos del ejercicio actual, así como la necesidad de adoptar nuevas perspectivas. Hemos ganado en tecnología pero hemos perdido al sujeto.

Nos dirigimos a una medicina que podría ser llevada a cabo de forma más eficiente por la inteligencia artificial. Desfilan en este breve ensayo autores como Laín Entralgo, Gregorio Marañón, Ortega y Gasset, Balint, Foucault, Morin, Rogers, Berne, etc. todos ellos para referenciar una perspectiva médica que invita a centrarse en la experiencia clínica como vehículo para acceder de forma práctica al paradigma, en realidad poco accesible, de la intervención bio-psico-social.

La consciencia de una práctica médica experiencial es propuesta como la mejor forma de acceder a la realidad abierta del paciente, permitiendo una asistencia que evite el frio invierno tecnológico por el que atraviesa el sistema médico contemporáneo.