El seguimiento de Cristo constituye para todo el Nuevo Testamento una exigencia primaria. Presente en toda el área múltiple de la Iglesia primitiva. El seguimiento neotestamentario contiene la riqueza inmensa de la vida cristiana vivida.
Los aportes bíblicos presentes aquí la reflejan y quisieran dar luces, ofrecer conceptos para profundizar y personalizar. Para llegar a empaparse de esta dimensión esencial que es preciso redescubrir.
En el momento crucial de la historia que estamos viviendo, hay, respecto a los grandes valores de Cristo que Dios quiere comunicar a los hombres, vacíos pavorosos: la violencia, la injusticia, el consumismo, un gran agotamiento en el amar.
El cristiano que elige y vuelve a elegir a Cristo como el absoluto de su vida, descubrirá en sí mismo una afinidad creciente con Él. La verdad-valor, las motivaciones liberadoras, los ideales, los dolores y las alegrías, la vitalidad misma y el dinamismo de Cristo llegan a ser paulatinamente suyos. Él "subirá" con Cristo hacia el Padre. Animado y sostenido por la participación en el misterio pascual, protagonista e inspirador de esperanza, el cristiano estará luego en capacidad de percibir el vórtice de los vacíos de Cristo que encuentra en la historia en la que se halla, y de ofrecer su contribución para colmarlos. Éste será su "cántico nuevo" (Ap 14, 3).